A pesar del asunto de dopaje en el que está envuelto, Jannik Sinner parece imperturbable. El italiano No. 1 del mundo ganó el domingo el Masters 1000 de Shanghai, venciendo a Novak Djokovic (ATP 4) en la final en sets corridos, 7-6 (7/4) y 6-3.
PIEDRA CLAVE
Bajo amenaza de suspensión por haber dado positivo por un esteroide, Sinner confirmó su superioridad en los últimos meses sobre el serbio. Fue su cuarta victoria en sus últimos cinco duelos y la segunda de la temporada tras la semifinal del Abierto de Australia en enero.
En Melbourne, Sinner ganó su primer trofeo de Grand Slam. Desde entonces, se ha consolidado como uno de los dos líderes de la generación joven, junto con Carlos Alcaraz, que también ganó el US Open (en septiembre) y ahora tres Masters 1000 después de Miami en primavera y Cincinnati este verano.
Horizonte oscurecido
Sin embargo, este ascenso no se produce en un cielo despejado. El horizonte del italiano se ve seriamente ensombrecido por el espectro de una suspensión por dopaje.
Al dar positivo por un esteroide en marzo, inicialmente fue absuelto por la Agencia Internacional para la Integridad del Tenis (Itia), que aceptó su explicación de que fue contaminado accidentalmente por un miembro de su equipo.
Pero el caso dio un giro el mes pasado cuando la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), no convencida por su argumento, apeló y solicitó una suspensión de uno a dos años. El veredicto final lo pronunciará el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS).
“No es fácil vivir con ello”
“Este año ha sido muy, muy duro. A veces perdí un poco la sonrisa, admitió tras su victoria del domingo. Cuando me despierto, intento concentrarme en lo que viene (el partido o el entrenamiento), pero claro, a veces pienso en ello y no es fácil vivir con eso.
Pero en la cancha eso no se nota. Por el contrario, contra Djokovic mostró una fortaleza mental ejemplar en los momentos importantes, particularmente en el tie-break del primer set.
Con un estilo riguroso y que no busca ostentación – muy propio del Djokovic de los grandes años – se mantuvo intocable en sus juegos de servicio (ningún punto de quiebre para salvar durante todo el partido) y logró él mismo el quiebre en cuanto se presentó la oportunidad. en el segundo set para liderar 3-1.
El contexto apenas se hizo evidente en la falta de efusividad en la victoria, pero el nativo de la región alpina de habla alemana de Trentino-Alto Adigio no es naturalmente expansivo.
Transferencia de poder
Para Djokovic, el año 2024 se parece cada vez más al de la transferencia de poder con Sinner y Alcaraz, aunque para él seguirá siendo, sobre todo, el de su éxito en la final de los Juegos Olímpicos (contra el español).
El serbio, de 37 años, aún no ha ganado ningún torneo del circuito habitual de la ATP, por primera vez desde 2006. Quizás un poco perjudicado el domingo por su rodilla derecha vendada, tendrá que esperar para conquistar el trofeo número 100 de su carrera.
ats
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