Al salir del autobús que une las terminales del aeropuerto de Roissy-Charles-de-Gaulle, los pasajeros no fueron recibidos con la sonriente bienvenida de los voluntarios de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos vestidos de verde: fueron recibidos por personas con chalecos de la CGT que repartían folletos, bajo vigilancia policial, y con los uniformes azules de los empleados del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos (COJOP).
Seis de ellos salieron a la calle durante una hora el viernes 6 de septiembre, a primera hora de la tarde, con el apoyo de unos diez empleados más que acababan de terminar su jornada. Todos estos empleados ocupan puestos de “coordinadores de transporte” o “llegadas y salidas” (A&D): con contratos de duración determinada, de dos o tres meses, dirigen a las delegaciones y personas acreditadas a sus alojamientos o lugares de competición.
Exigen una prima excepcional para compensar las largas horas que han trabajado desde su llegada, así como el pago de las horas extras, que a veces se hacen de noche. Los empleados con los que se reunieron afirman que han trabajado al menos cincuenta horas a la semana, a veces mucho más.
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Pero, como todos los empleados de COJOP, no tienen derecho a horas extras, ya que su contrato se basa en una tarifa fija diaria: al igual que los gerentes, no tienen horarios fijos y se supone que son libres de organizar su trabajo como quieran. El único problema, resume Sarah (nombre ficticio), coordinadora: “Nos dieron un horario fijo, diez horas al día, de pie, sin silla, seis días a la semana, nada más llegar. No nos dijeron nada al respecto cuando nos reclutaron”. “Nunca me pidieron que pensara, me pidieron que cumpliera misiones”señala Rayane, del departamento A&D.
Planteando quejas
Desde hace varias semanas, decenas de empleados se han reunido en los numerosos departamentos que componen la COJOP, en particular bajo el impulso de la CGT de Seine-Saint-Denis, que intenta organizar el movimiento social a pesar de su ausencia en los órganos de representación del personal. El único sindicato electo, la CFDT, también se ha reunido con los empleados en las últimas semanas para plantear sus quejas. La inspección del trabajo también está siguiendo el caso.
Además de los horarios de trabajo, los huelguistas denunciaron la falta de información y formación que habían recibido desde su llegada. La gran mayoría tenía menos de treinta años y desconocía sus derechos y la definición de la prestación por jornada fija.
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Cansados tras dos meses intensos, también se sienten defraudados en comparación con los empleados contratados por el COJOP antes de junio de 2024, que pudieron beneficiarse de una bonificación de 600 euros. “¿No merecemos nada? Tenemos la impresión de que los últimos en llegar son los que peor lo pasan”.deplora Rayane.
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