“La profesión de reclutador no es muy conocida, ni muy reconocida, pero me parece fundamental. Según Arsène Wenger, es casi la posición más importante, porque si te pierdes dos períodos de transferencia seguidos, pones al club en el suelo. La unidad de contratación del Stade Brestois, que se reúne presencialmente cada mes y medio, nos abrió excepcionalmente sus puertas recientemente. Alrededor de la mesa, en una de las salas de reuniones de la sede del club, el director deportivo Grégory Lorenzi está acompañado por tres hombres de confianza: Emmanuel Pascal, Yannick Lorenzi y Thierry Bonalair, autor de esta contundente introducción.
En un pasado no muy lejano, Grégory Lorenzi era el único que recorría el recinto, el único que cerraba los negocios. “Durante tres años lo hice solo con mis sentimientos y mi red, integrando al mismo tiempo al cuerpo técnico”, explica. Pero cuando subimos a la Ligue 1, había la ambición de querer crecer, sin tener una célula desproporcionada tampoco porque quiero involucrar a todos”. Los primeros en unirse a él fueron su hermano Yannick y el exjugador profesional Thierry Bonalair, en el verano de 2019, “una mezcla de experiencia y juventud”. El ex diputado de Jean-Marc Furlan, Emmanuel Pascal, por su parte, se sumó al proyecto en 2022 “para centralizar datos e informes”.
“Entre 800 y 1.000 partidos al año”
La consigna de este equipo es “el campo, porque nada lo reemplaza”, truena Grégory Lorenzi, no necesariamente opuesto a los datos “que permiten aclarar una visión sobre dos jugadores con un perfil similar, pero que no dicen nada sobre el estado de mente o comportamiento. Entonces la celda se mueve todos los fines de semana, subiendo y bajando colinas. “Debemos ver entre 800 y 1.000 partidos al año. A veces en vídeo, para simplificar, pero sobre todo in situ”, calculan juntos.
Pero ¿cómo funciona realmente? “Al final del mercado de fichajes de verano, hacemos un balance de las posiciones en las que podríamos tener necesidades”, comienza Grégory Lorenzi. De septiembre a diciembre, nos dirigimos a Francia, Bélgica, los Países Bajos, Escandinavia y Suiza. Los chicos se organizan, rotan, les toca a ellos ir a buscarlo. Después, averiguo si tal o cual es compatible con Brest, ya sea en el aspecto mental o financiero. De enero a marzo nos abrimos a otros campeonatos como el de Portugal, continúa. Al mismo tiempo, destacamos la individualización de los jugadores que notamos durante los primeros cuatro meses”.
“Sean tomadores de decisiones, no sean cursis”
“Somos reductores de la incertidumbre. También debemos tomar decisiones, no ser cursis. “No está mal”, no significa nada”, explican los tres reclutadores. “Cuando pienso en un puesto clave, necesito poder preguntarles: “Chicos, ¿a quién deberíamos hacer?”. “, asegura además Grégory Lorenzi. Necesito respuestas. Entonces, a finales de mayo establecemos una jerarquía. En esta posición, él en 1, él en 2, él en 3…” “El objetivo es evitar la “compra de pánico”. Junio, julio y agosto son la consagración del trabajo realizado aguas arriba”, asegura Yannick Lorenzi. Porque para el mayor, “lo más difícil del trabajo es anticiparse”. Para reducir el riesgo inherente al reclutamiento, Grégory Lorenzi y su escolta desarrollaron internamente un software hace un año y medio. “Le pedí a Manu (Emmanuel Pascal) que trabajara en algo que pudiera ahorrarnos tiempo”, confiesa Grégory Lorenzi. Todos tienen la aplicación en su celular y pueden ingresar datos de los jugadores observados desde el estadio. El ojeador proporciona información sobre el partido, las condiciones de juego, la calidad del partido, el sistema de juego, etc. Luego definimos códigos de colores. Un punto verde, un jugador te ha marcado y estimamos que podremos reclutarlo si tiene tres. Amarillo, para volver a ver. Malva, no vimos nada interesante”.
A veces funciona, a veces se rompe.
Para Emmanuel Pascal, “el fútbol es tan volátil y aleatorio que si no lo haces lo mejor que puedes, se te cae en las manos. Estoy convencido de ello porque en el Auxerre (donde estuvo hasta 2022) fuimos torpedeados por el mercado de fichajes. Después siempre hay un elemento de incertidumbre. Luciano Castan, cuando lo llevamos a Brest en 2016, nunca salió de Brasil y funciona. A veces avanzas otros 50 kilómetros y no funciona…” “El contexto económico también es importante”, concluye Grégory Lorenzi. Hay jugadores con los que no podemos jugar, así que nos adaptamos. Podemos probar apuestas, siempre en menor medida. Pero si compras un jugador por 4 o 5 millones y no rinde, para Brest es catastrófico. Tenemos que tomar decisiones. Y asumir la responsabilidad de nuestras decisiones”.