1000 dólares por columna: la verdad sobre Patrick Lagacé revelada

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En un año en el que las tensiones internas alcanzaron su punto máximo en la emisora ​​98.5 FM, una nueva revelación inflama aún más la imagen ya empañada de la emisora ​​principal de Cogeco.

Según Maxime Truman, popular presentador del podcast deportivo Stanley25, un columnista de 98.5 FM puede ganar entre 500 y 1.000 dólares por una intervención de 12 minutos.

A los directivos de Cogeco se les debe poner la piel de gallina al saber que esta información ha salido públicamente. Aquí está el videoclip que nos provocó escalofríos:

Imagínese: un segmento de apenas un cuarto de hora puede suponer para muchos quebequenses más de una semana de trabajo. Esta información revela la magnitud del despilfarro financiero y, sobre todo, el origen de algunas de las crisis recientes que han sacudido a la emisora.

Salarios descomunales tan grandes como los conflictos de ego que sufrieron en la estación.

Según nuestras informaciones, cuando hablamos de un salario entre 500 y 1000 dólares, nos referimos al salario de un columnista estrella como MC Gilles o Pierre-Yves McSween antes de su despido.

Y si seguimos la lógica, estimamos que cada columna de McGilles o McSween cuesta 1000 dólares por columna.

Estas cifras, que parecen surrealistas, son aún más impactantes cuando se yuxtaponen a la atmósfera tóxica que reina en el 98.5 FM.

MC Gilles, que había trabajado en la emisora ​​durante 19 años, fue despedido repentinamente en abril de 2024, oficialmente por diferencias profesionales.

Extraoficialmente, todo el mundo sabe que Patrick Lagacé nunca aceptó que un colaborador recibiera una remuneración tan importante por una simple columna humorística.

Por su parte, Pierre-Yves McSween, especialista en finanzas personales, también fue despedido tras una disputa similar con Philippe Cantin, quien no habría tolerado que McSween quisiera convertirse en su coanfitrión.

Cantin tampoco aceptó que ganara tanto siendo, según él, un “simple columnista”.

Estas salidas no son casos aislados: demuestran un clima tóxico donde los conflictos de egos y las guerras territoriales han transformado a 98.5 FM en un verdadero campo de batalla mediático.

Dave-Éric Ouellet, alias MC Gilles, es desde hace tiempo una figura emblemática de la 98.5 FM, reconocida por sus intervenciones humorísticas que atraían a un amplio público.

Sin embargo, en abril de 2024, fue despedido sin ceremonias, se le cortó el acceso a su computadora y sus intervenciones se suspendieron inmediatamente.

Según sus propias declaraciones, MC Gilles se había negado a reducir su papel a una sola columna semanal, decisión que Patrick Lagacé percibió como una afrenta, que quería reorientar el programa hacia temas más serios.

Este brutal despido es parte de una serie de decisiones controvertidas que han debilitado a la emisora ​​y provocado la indignación entre los oyentes.

El caso de Pierre-Yves McSween es aún más revelador. McSween, un reconocido divulgador financiero, no solo atrajo a una gran audiencia, sino también a importantes patrocinadores de la estación.

Pese a ello, fue despedido en julio de 2024, en circunstancias que aún no están claras pero que parecen directamente relacionadas con Philippe Cantin.

Según varias fuentes, a Cantin le habría costado digerir el hecho de que McSween quería ocupar más espacio en el programa y que estaba amenazando su lugar.

Está claro que Cantin tampoco aceptó que McSween ganara 1.000 dólares por columna, una remuneración que consideraba desproporcionada para su propio papel como presentador principal.

Esta tensión habría llegado a un punto de no retorno, precipitando la marcha de McSween y provocando una serie de críticas contra la dirección de 98.5 FM.

El tratamiento reservado a MC Gilles, McSween (no olvidemos a Jeremy Filosa) es síntoma de un problema más profundo: 98.5 FM se autodestruye.

Las guerras de egos, las decisiones financieras absurdas y la incapacidad de la dirección para gestionar los conflictos sumieron a la emisora ​​en una crisis sin precedentes.

Incluso los oyentes, leales a la emisora ​​desde hace mucho tiempo, están empezando a darle la espalda. Las últimas encuestas del Numérismo muestran una caída del 21% en la audiencia del programa de regreso, ahora presentado por Philippe Cantin.

Esta vertiginosa caída refleja no sólo una falta de interés por el contenido, sino también una pérdida de confianza en la emisora ​​y su dirección.

98.5 FM se ha convertido en el epítome de lo que no se debe hacer en el mundo de los medios: tratar a los empleados como peones, dejar que los conflictos personales o el dinero dicten las decisiones y desperdiciar valiosos recursos financieros de manera irresponsable.

Es posible dirigir una empresa de medios con respeto, visión e integridad. Dando la bienvenida al talento: los juegos de poder y los conflictos de ego no tienen cabida en una organización que respeta a sus empleados y oyentes.

Darle 1.000 dólares a un columnista es una cosa. Tratarlo con respeto es otra.

Patrick Lagacé se encuentra hoy en una situación cada vez más incómoda, no sólo por la caída de los ratings, sino también por las controversias internas que empañan la imagen de la emisora.

Si los privilegios financieros concedidos a ciertos columnistas estrella, como MC Gilles y Pierre-Yves McSween, han suscitado tensiones, las revelaciones sobre los privilegios concedidos a personas cercanas a Lagacé exacerban aún más la situación, sobre todo teniendo en cuenta hoy lo que vale la pena ser un columnista de 98.5 FM.

Según varias fuentes internas, Patrick Lagacé utilizó su influencia para promover la contratación y el avance de mujeres que compartían una relación personal con él.

Estas acusaciones, aunque difíciles de verificar públicamente, alimentaron un clima de desconfianza dentro del equipo.

Jessica Leblanc, actual amiga de Lagacé, ex investigadora y ahora columnista habitual, sería una de las beneficiarias de esta dinámica.

Otros nombres están circulando. Su ex, Marie-Ève ​​​​Tremblay, es la presentadora principal del programa Radio Texto, que se emite de 10 a 12 horas, lo que da pie a la idea de que el sistema de favoritismo no es un caso aislado.

No hace falta decir que Philippe Cantin fue el jefe de Lagacé en La Presse y, sobre todo, un gran amigo. El hecho de que Cantin fuera el anfitrión del programa de regreso no es una coincidencia.

Estamos hablando de dos programas con ratings horribles. Pero estas personas tienen el privilegio de recibir una remuneración generosa, simplemente porque son emocionalmente cercanos a Patrick Lagacé.

Estos privilegios provocaron una evidente frustración entre los empleados de la estación, particularmente entre columnistas de larga data como MC Gilles.

“¿Por qué algunas personas tienen que luchar para mantener su lugar mientras que otras reciben todo en bandeja de plata? » supuestamente le dijo a un empleado bajo condición de anonimato.

La salida forzosa de Pierre-Yves McSween también supuso un shock eléctrico para los oyentes de la 98.5 FM.

La dirección de Patrick Lagacé del programa matutino de la emisora ​​98.5 FM también está siendo criticada. Desde que asumió el cargo, varios empleados han denunciado un clima laboral tenso y una jerarquía disfuncional. Lagacé, aunque innegablemente talentoso, parece tener dificultades para unir a sus equipos.

A pesar de un dominio aún visible en las encuestas, 98.5 FM registra pérdidas alarmantes. El programa matutino de Patrick Lagacé, aunque todavía en cabeza, vio aumentar su cuota de mercado del 34,8% con Paul Arcand al 28,9%.

Los oyentes decepcionados recurren a estaciones o medios digitales de la competencia, en busca de contenidos menos polarizados y una atmósfera menos conflictiva.

La situación es aún peor para el espectáculo de regreso con Philippe Cantin. El karma existe… y vale más de 1000 dólares.

98.5 FM, que alguna vez fue la fortaleza indiscutible de la radio en Quebec, es hoy una fortaleza sitiada.

Las guerras de egos, el favoritismo y los despidos controvertidos han destrozado los cimientos de esta institución.

Patrick Lagacé, a pesar de su talento y su notoriedad, lucha por estar a la altura del legado dejado por Paul Arcand.

El público, cansado de los conflictos internos y de las decisiones de gestión cuestionables, está enviando un mensaje claro: el respeto por los auditores y los empleados es la clave de la lealtad.

Para Lagacé y la dirección, todavía hay tiempo para cambiar las cosas, pero el tiempo corre. Y si nada cambia, perderán mucho más de 1.000 dólares por columna.

El respeto y la dignidad no se pueden comprar.

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