Esto se desprende de un informe que evalúa la candidatura del reino para organizar la competición, publicado el sábado por la FIFA. La publicación de este informe se produce diez días antes del Congreso de la Federación Internacional de Fútbol que deberá designar oficialmente el 11 de diciembre los países anfitriones de los Mundiales de 2030 y 2034.
Arabia Saudita es el único candidato para 2034, mientras que el trío Marruecos-España-Portugal postula para albergar el evento en 2030, mientras que Paraguay, Uruguay y Argentina albergarán un partido cada uno como parte del centenario de la competición.
Riesgos “medios”
El expediente de licitación de Arabia Saudita para 2034 “constituye una propuesta muy sólida en general, lo que se refleja en el resultado de la evaluación técnica de la infraestructura propuesta (deportiva y otras) y su potencial comercial (…) Teniendo en cuenta todas estas consideraciones, la candidatura ha demostrado claramente su capacidad para albergar la Copa del Mundo de 2034”, señala la FIFA.
Pero el organismo mundial precisa que “en materia de derechos humanos, en general, los compromisos asumidos para la aplicación de las distintas medidas (…) requieren un esfuerzo importante en tiempo y energía, particularmente en determinadas áreas. El riesgo refleja estas consideraciones. En su informe de evaluación, la FIFA considera “medios” los riesgos en materia de respeto de los derechos humanos.
“Existe una probabilidad significativa de que la competición sirva como catalizador para reformas actuales y futuras, y ayude a generar resultados positivos en materia de derechos humanos más allá de la competición para el pueblo de Arabia Saudita y los países vecinos”, añade la FIFA en el documento.
Acusaciones de “lavado deportivo”
Los derechos humanos, fuente de intensa controversia durante el Mundial de 2022 en el vecino Qatar, corren el riesgo de volver a convertirse en un tema importante tras la atribución del Mundial de 2034 a Riad. Arabia Saudita, que practica la pena de muerte y limita severamente la libertad de expresión, es señalada periódicamente por su historial de respeto a los derechos humanos.
El reino conservador, que alberga varios eventos deportivos internacionales, es a menudo acusado de “sportswashing”, el uso del deporte para distraer la atención de su historial de derechos humanos.