Ganador de la Copa de Francia hace dos años, el club de Nantes lucha en la Ligue 1. Los días del técnico caledonio están contados.
Sin una victoria desde finales de agosto, el Nantes se encuentra en un obstáculo antes de desafiar al Paris Saint-Germain el sábado en la 13ª jornada de la Ligue 1 y los días de Antoine Kombouaré en el banquillo parecen ahora contados.
“Mantenimiento lo más rápido posible”Este es el único objetivo que se marcó Franck Kita, director general adjunto del club, durante la rueda de prensa de vuelta al cole a principios de julio. Pero a los siete puntos conseguidos durante las tres primeras jornadas, el Nantes sólo sumó tres durante las nueve siguientes.
“Tuvimos partidos que nos hicieron mucho daño, como contra Angers (1-1), Saint-Etienne (2-2) e incluso Reims (1-2)”tres partidos seguidos en los que Canarias lideraba sin ganar, subrayó el jueves el capitán Pedro Chirivella en rueda de prensa.
El domingo pasado, la recepción de Le Havre, el día 19, fue la oportunidad perfecta para volver a la normalidad. Con un gol evitable encajado en el minuto 3 y un segundo en un disparo aparentemente desviado desviado hacia su portería por Fabien Centonze, se convirtió en una pesadilla.
La presión ejercida por algunas decenas de miembros de la Brigada del Loira, que se acercaron al borde del terreno de juego, provocando la interrupción temporal del partido y el cierre parcial de la sesión para el próximo derbi contra el Rennes, envenenó aún más el ambiente.
En un club que ha consumido a 16 entrenadores -con dos etapas de Michel Der Zakarian y Kombouaré- en 17 años de presidencia de Waldemar Kita, el epílogo ya parece escrito, aunque el principal interesado finja no pensar en ello. “Hoy, mientras nadie me diga que se acabó, aquí estoy”dijo en una conferencia de prensa.
Si bien la temporada pasada sacrificaron a Pierre Aristouy, después de 13 días y cuando el club ocupaba el puesto 11, los Kita parecen más indecisos esta vez. Por un lado, por el altísimo coste de rescindir el contrato, que aún dura un año y medio, mientras que las finanzas del club se ven debilitadas por la caída de los derechos de televisión. Pero también porque ellos mismos admitirán que la sustitución de Aristouy por Jocelyn Gourvennec -antes de tener que cambiar de nuevo tres meses y medio después llamando a Kanak- no había resuelto nada.
“Podemos hacer las sesiones que hacemos, podemos tener a todos los entrenadores del mundo, si al final, en el campo, no estamos al nivel individual en los pequeños detalles, en la Ligue 1 no puede funcionar”resumió lúcidamente Chirivella.
Sin embargo, más allá de un discurso acordado sobre su combatividad y su experiencia en la lucha por el mantenimiento, o sobre el apoyo del grupo, poco evidente el domingo, las señales enviadas por el técnico realmente no son buenas.
Aparte de un 4-3-3 inmutable, sería difícil decir cómo quiere jugar el FC Nantes, ya que lo que proponen los jugadores con el balón es vago y torpe.
Asimismo, sus composiciones tan cambiantes sugieren que Kombouaré no tiene un once claro en mente o no tiene una plantilla suficientemente cualitativa, o incluso ambas cosas. Finalmente, su insistencia en poner en perspectiva las mediocres actuaciones de su equipo con estadísticas cuidadosamente seleccionadas roza la negación.
“Tuvimos el 70% de la posesión del balón. Hicimos centros, hicimos tiros, entramos, creo, una veintena de veces en el área de Le Havre”.enumeró el jueves. Sí, pero el Nantes sólo fue peligroso una vez, con un disparo lejano de Moses Simon.
“Nos falta éxito. Quizás también nos falte precisión técnica, claro está”.admitió, pero “al menos había intenciones de seguir adelante”volvió a suplicar el entrenador.
De ahora en adelante, no habrá dudas en el Parque. Tendremos que dar la espalda y esperar no volver a hundirnos. Una derrota honorable podría darle a Kombouaré un poco más de tiempo, pero sin duda un nuevo naufragio podría enviarlo por la borda.