La hazaña se produjo a costa de Ghana, una de las potencias tradicionales del continente, a pesar de que el equipo tuvo que jugar todos sus partidos en el extranjero y de que el campeonato nacional estaba suspendido.
Las calles de Port Sudan, donde cientos de miles de personas desplazadas sufren por la falta de agua y atención médica, cobraron vida el lunes por la noche después del partido. Al son de un concierto de trompetas, los seguidores extasiados ondearon bosques de banderas desde las ventanas.
Sudán validó su billete tras colgarse de Angola, ya clasificada (0-0), firmando a pesar del empate su regreso a la CAN en detrimento de Ghana, derrotada en casa por el modesto Níger (2-1).
“Nuestra alegría después del partido (…) no podía reflejar realmente nuestras emociones”, dijo a la AFP Hassan Mohamed, un aficionado exultante.
En Port Sudan, la capital de facto del país desde el año pasado, los aficionados se reunieron en cafés para ver el partido, disputado en Benghazi, Libia.
Otros siguieron el partido desde sus móviles, conteniendo la respiración en los momentos finales.
Cuando el árbitro pitó el final del partido, las sillas volcaron y la afición saltó de alegría.
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Esta es sólo la segunda vez que Sudán, ex campeón en 1970, se clasifica para la fase final de la CAN en las últimas siete ediciones. La edición 2025 de la Copa Africana de Naciones tendrá lugar en Marruecos a partir del 21 de diciembre de 2025.
“Una sonrisa imposible”
Las fotos de los jugadores llegaron a las redes sociales y los usuarios sudaneses elogiaron la clasificación del equipo como un “poco común en momentos de alegría en tiempos oscuros”.
El objetivo del equipo “era devolverle la sonrisa al pueblo sudanés”, dijo en X Khalid Omer Yousif, vicepresidente del Partido del Congreso de Sudán.
Entrevistado por teléfono por la AFP, el periodista deportivo Nasr al-Din al-Fadalabi vio en la hazaña una “sonrisa inesperada en un período de tristeza”.
Desde abril de 2023, Sudán se encuentra sumido en una guerra entre los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), liderados por el general Mohamed Hamdane Daglo, y el ejército, liderado por el general Abdel Fattah al-Burhane, líder de facto del país.
El conflicto ya ha causado decenas de miles de muertos -se estima que entre 20.000 y 150.000 debido a la falta de un censo preciso- y ha arrojado a las carreteras a más de 11 millones de habitantes, de los cuales más de tres millones han huido del país.
Dentro de Sudán, las personas desplazadas se enfrentan a una crisis humanitaria que empeora y corren el riesgo de morir de hambre, incluso en zonas donde no se han producido enfrentamientos directos.
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La guerra devastó la infraestructura del país, paralizó el sector sanitario y provocó el cierre de la mayoría de las empresas.
El fútbol no ha escapado a la crisis
El conflicto sobre el terreno
Con la suspensión del campeonato nacional, el fútbol sudanés tuvo que reorganizarse. Los partidos en casa se trasladaron a Sudán del Sur y Libia, y el equipo nacional entrenó en Arabia Saudita.
Varios jugadores se han unido a clubes en el extranjero, como el portero Mohamed Mustafa, que juega en Tanzania. Algunos sudaneses afincados en Libia también se han incorporado a la selección nacional.
El delantero estrella Mohamed Eisa pasó la mayor parte de su carrera en Gran Bretaña y ahora juega en Irán.
La guerra también a veces ganaba terreno.
Durante un partido contra Ghana en octubre, el capitán del equipo, Ramadan Agab, imitó un gesto de victoria asociado con el jefe del ejército, general al-Burhane, burlándose de sus rivales paramilitares.
El jefe del ejército elogió al equipo en declaraciones públicas y durante visitas a la federación de fútbol.
“A pesar de las divisiones entre algunos y de los numerosos obstáculos, los jugadores superaron todos los desafíos”, afirma Ali Karamallah, partidario de Akrama.
“Creo que irán aún más lejos y, como dicen, nada es imposible”.
Par Le360 África (con AFP)
20/11/2024 a las 16:19