Max Verstappen volvió a encontrar una sonrisa en la grisura canadiense. El tres veces campeón del mundo, sexto en Mónaco hace dos semanas, ganó el domingo un GP de Canadá agitado por la lluvia, que benefició plenamente al holandés. Ganó por delante de Lando Norris, derrotado en el juego de parada en boxes, y de George Russell, que empezó en la pole position. Alpine también aprovechó las condiciones de carrera para colocar sus dos coches en los puntos, con Pierre Gasly terminando noveno por delante de Esteban Ocon. Domingo negro en cambio para Sergio Pérez y los Ferrari, que tiraron la toalla antes del final.
Un GP, dos coches de seguridad
Cuando llueve, la victoria a menudo se reduce a una cuestión de sincronización y elección de neumáticos. Mala elección para los dos Haas, por ejemplo, los únicos monoplazas con neumáticos de lluvia en la salida y que animaron el inicio de la carrera antes de que la pista se secara rápidamente. Mal momento para Lando Norris, que salió tercero y se volvió insostenible en las condiciones tan cambiantes del inicio de la carrera. Tenía que adelantar a dos hombres para ganar, el británico lo sabía. Y así se hizo cuando, en la vuelta 25, Logan Sargeant perdió el control de su Williams y provocó un primer coche de seguridad. Norris vio entonces a sus perseguidores precipitarse hacia boxes y sólo pudo imitarlos una vuelta después, emergiendo detrás de Verstappen y Russell.
Verstappen, con éxito, logró luego el undercut por segunda vez sobre Norris, cuando volvió a entrar en boxes en el momento adecuado, en la vuelta 45, poniendo neumáticos medios en una pista que estaba nuevamente seca. Norris permaneció dos vueltas más en pista con sus intermedios, una mala elección de más. Si salió de boxes justo delante del holandés, su Red Bull rápidamente se lo tragó y Verstappen se escapó en cabeza para correr hacia la victoria número 60 de su carrera, la tercera consecutiva en Montreal.
Ferrari y Pérez hacen muecas, Alpine sonríe
Muy atrás, la carrera rápidamente pareció complicada para la Scuderia, estancada en la Q2 el sábado. Charles Leclerc, que partía undécimo, experimentó rápidamente problemas mecánicos y arrastró su desgracia en cada recta al volante de un monoplaza lento. Finalmente tiró la toalla, después de intentarlo todo poniendo neumáticos duros demasiado pronto. Lo mismo ocurrió con Carlos Sainz, que perdió el control de su coche solo para golpear a Alex Albón, lo que provocó que ambos pilotos se retiraran.
Muy por detrás de Verstappen, el domingo de Sergio Pérez no hizo honor a su extensión de dos años en Red Bull. Saliendo 16º, como en Mónaco, el mexicano perdió rápidamente su alerón trasero al golpear a Pierre Gasly en la segunda curva, y continuó como pudo antes de elevar a cinco el número de abandonos en este GP. Por el contrario, Alpine está entre los ganadores de este GP. Gran Premio lleno de idas y venidas, que vuelve a encontrar la sonrisa en el circuito Gilles-Villeneuve. Penalizado en la parrilla, oficializada su salida de Alpine al final de la temporada, Esteban Ocon partió decimoctavo, tres puestos por detrás de Pierre Gasly en la parrilla. Gasly regresó temprano para poner neumáticos duros al final de la carrera y volvió a los puntos después del segundo coche de seguridad para terminar noveno, justo por delante de Ocon.
