Pobre Martin St-Louis.
Su famosa frase “Vomitamos sobre nosotros mismos” está por todas partes en Internet esta mañana, porque fue utilizada por partidarios de Trump en Quebec.
Curiosamente, esta imagen fuerte y directa, pronunciada por St. Louis para ilustrar una humillante derrota de su equipo contra Washington la semana pasada, se utiliza ahora para describir la actuación de la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris, que sufrió un amargo revés frente a Donald Trump.
Los partidarios de Trump aprovecharon la oportunidad para burlarse de la derrota del candidato demócrata.
Apostamos que St. Louis no está muy interesado en verlo asociado con la política esta mañana. Pero mientras tanto, el técnico estaba devastado por la derrota ante los Calgary Flames, cuando realmente pensaba que su equipo había hecho lo suficiente para conseguir la victoria.
Al menos puede consolarse. Hoy todo el mundo habla sólo de la victoria de Donald Trump. Por una vez en mucho tiempo nadie hablará de su despido.
Las críticas a quienes están a cargo, ya sea en el hielo o en la esfera política, son a menudo despiadadas.
Pero hoy, St. Louis puede decir que no está en el lugar de Kamala Harris, quien fracasó en su campaña en todos los ámbitos.
A diferencia de St-Louis, no tiene carta blanca para reconstruirse.
Lo cierto es que Martin St-Louis se convirtió rápidamente en el jefe turco de Montreal, un poco como Kamala Harris en Estados Unidos.
Cada decisión impugnada, cada amarga derrota o comentario torpe parece ser una nueva oportunidad para que las críticas caigan sobre él.
Al igual que el candidato perdedor, a menudo criticado por su incompetencia y percibido como una figura aislada que ha perdido todo su apoyo, St-Louis se enfrenta a una presión constante y abrumadora, sin ningún momento de respiro.
La situación actual de los Montreal Canadiens, con sus múltiples derrotas y repetidos errores defensivos, pone de relieve la vulnerabilidad del St-Louis ante la opinión pública.
Por cada partido perdido, cada estrategia fallida, el entrenador parece ser el objetivo. Al igual que Harris, se considera el principal culpable de la caída, condenado a justificar sus elecciones y sus errores en una rueda de prensa, donde ya no es simplemente un entrenador en formación, sino el blanco de las frustraciones de toda una ciudad.
Las expectativas para el canadiense, a pesar de su reconstrucción, siguen siendo altas. Y al igual que Harris en Estados Unidos, su responsabilidad (ya sea fundada o no) recae sobre sus hombros, a menudo excluyendo el contexto más amplio.
Para St. Louis, la sombra de las críticas constantes pesa mucho sobre sus decisiones, y parece claro que no tendrá descanso en este exigente papel.
El entrenador se mostró afectado como nunca antes en una rueda de prensa el martes por la noche, visiblemente afectado por la desgarradora derrota de su equipo en la prórroga contra los Calgary Flames.
El técnico, que empieza a sentir toda la presión a su alrededor, incluso dejó entrever un enorme malestar, describiendo la derrota con palabras que recuerdan su famosa expresión…
“Nos vomitamos el uno al otro. »
Esta vez intentó añadir matices, pero el dolor se traslucía.
“Esta noche no nos vomitamos encima, pero nos duele un poco el corazón”admitió, con la mirada baja, sin poder ocultar su decepción.
El canadiense de Montreal, aunque mostró una mejor estructura defensiva y un ataque peligroso en el primer tiempo, una vez más no logró materializar sus oportunidades y mantener la ventaja al final del partido.
Los errores individuales y la falta de remate salieron caros, a pesar del esfuerzo realizado.
St. Louis intentó mantener una nota positiva:
“¿Tuvimos suficientes oportunidades de ganar el partido? Sí. Especialmente la forma en que jugamos, la forma en que defendimos. En cuanto a lo que estamos hablando ahora, estoy contento con nuestras acciones en el hielo. »
El cansancio emocional de sus palabras y la repetición de los mismos errores durante los partidos demuestran que el mensaje parece tener dificultades para transmitirse.
El escenario de esta rueda de prensa revela hasta qué punto el técnico está afectado por la racha de derrotas y la falta de regularidad de su equipo.
St-Louis, a pesar de su discurso optimista, parece agotado por la situación y, según algunos observadores, empieza a perder la paciencia.
El camino hacia el retorno a la competitividad aún es largo y los canadienses necesitarán acero mental para lograrlo.
Al menos esta vez a su equipo no le gustó Kamala.
No se vomitaron el uno al otro…