Con jugadores veteranos en alerta, un juego colectivo en decadencia y un entrenador bajo presión: la selección francesa, goleada el viernes por Italia (3-1), sigue hundiéndose, dos meses después de una Eurocopa-2024 que ya había puesto de manifiesto sus límites actuales.
Una pendiente preocupante
Los Bleus, duramente criticados tras una Eurocopa muy decepcionante en cuanto a espectáculo y animación ofensiva (4 goles en seis partidos, de los cuales solo uno se marcó en jugada), se habían refugiado en su acceso a semifinales para defenderse. Pero el argumento del resultado se hizo añicos en el Parque de los Príncipes contra Italia, aunque se anunciaba que estaba en plena crisis.
Desde principios de año, la selección francesa parece haber dilapidado todos sus logros y se hunde de forma lenta pero segura. Tras una transición post-Mundial 2022 perfectamente lograda y una clasificación prácticamente perfecta para la Eurocopa (7 victorias, 1 empate), 2024 marca un punto de inflexión con un balance contable indigno de un subcampeón del mundo (4 victorias, 4 empates, 3 derrotas) y un juego que se desmorona con cada partido.
La defensa, piedra angular de los Blues con Deschamps y cuya solidez les había permitido alcanzar de nuevo las semifinales de una gran competición en Alemania, se vio desbordada ante la Nazionale, señal de que el fuego se ha extendido ahora a todos los niveles.
Deschamps en la cuerda floja
El duro revés sufrido por la selección francesa debilita inevitablemente a su entrenador. Tras haber llegado al timón de los Tricolores en 2012 y aún con contrato hasta 2026, Didier Deschamps fue confirmado por el presidente de la Federación Francesa, Philippe Diallo, tras una Eurocopa muy laboriosa. Pero esta muestra de confianza no ha extinguido las dudas a pesar del extraordinario palmarés del técnico (campeón del mundo en 2018, finalista del Mundial-2022 y de la Eurocopa-2016, vencedor de la Liga de Naciones 2021).
La pobre actuación del viernes ha reavivado el debate sobre un posible fin de ciclo y le pone bajo fuerte presión antes de recibir a Bélgica, el lunes en Lyon.
Deschamps había justificado las dificultades encontradas en la Eurocopa por la mala forma física de sus dos líderes técnicos, Kylian Mbappé y Antoine Griezmann. Aunque reconoció “su responsabilidad” en el fracaso contra los italianos, utilizó el mismo argumento, señalando la falta de “capacidad atlética” de sus jugadores y los cambios con respecto a su once inicial que perjudicaron, según él, “el rendimiento colectivo”.
Sin dos de sus pilares en el centro del campo (Aurélien Tchouaméni, Adrien Rabiot), con una defensa algo renovada y dos jugadores de 22 años en ataque (Bradley Barcola, Michael Olise), el equipo que se planteó fue ciertamente experimental, pero sobre todo destacó la falta de dinamismo global, responsabilidad directa del entrenador.
. El malestar de Mbappé
¿Qué le pasa a Kylian Mbappé? La superestrella, incapaz de sacar adelante a su equipo como en el pasado, lleva varios meses en serios apuros a nivel técnico y físico y sus estadísticas se ven muy afectadas. El tercer máximo goleador de la historia de los Bleus solo ha marcado una vez en sus últimos ocho partidos con la selección francesa, un penalti contra Polonia en la Eurocopa, y volvió a ser ineficaz contra Italia, sola en la punta de ataque.
No muy cómodo en la posición de 9, tendrá sin embargo que acostumbrarse a esta posición en el futuro, ya que Vinicius es inquebrantable en el Real Madrid en la izquierda y los Blues deben lidiar con la aparición de Barcola en el mismo lado, así como con la ausencia de soluciones creíbles entre los delanteros centros.
Igualmente preocupante, el capitán parecía inusualmente desmotivado y despreocupado durante su conferencia de prensa previa al partido, muy lejos de su habitual desenvoltura en este ejercicio. ¿El recibimiento en el Parc, al que regresaba por primera vez desde que dejó el PSG? “No me importa”, respondió. “Lo que la gente piense” del estilo de los Blues, “es la menor de mis preocupaciones”, dijo también. Tampoco mostró muchas ganas de participar en la Liga de Naciones. “Ya la ganamos (en 2021), no generó ningún entusiasmo extraordinario”, dijo. Dentro y fuera del campo, el malestar es palpable.
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