Bajo un cielo lleno de nubes amenazadoras en una playa aislada de las islas chinas de Miaodao, el artista Fu Junsheng camina entre montones de residuos plásticos arrastrados a la orilla, en busca de inspiración.
China es el mayor productor de plástico del mundo, y las islas Miaodao, ubicadas en la intersección de varias zonas costeras industrializadas, enfrentan continuas olas de basura flotante que llega a sus playas.
Hace ocho años, el artista Fu Junsheng decidió convertirlo en su materia prima artística y en una herramienta de sensibilización.
“Nuestra generación ha experimentado un desarrollo deslumbrante, pero en este proceso a menudo hemos descuidado, o incluso olvidado por completo, la naturaleza”, explica a la AFP mientras recorre su taller, donde se apilan en las playas obras creadas con plástico.
Entre sus obras más impresionantes se encuentra una instalación compuesta por cerca de 900 sandalias gastadas, apiladas frente a lienzos de paisajes marinos.
“(Estos desechos del mar) llevan la huella de nuestra vida cotidiana, de la vida de cada uno de nosotros”, subraya.
El objeto más antiguo que recopiló fue un paquete de fideos instantáneos de 1993, que permaneció casi intacto a pesar de pasar décadas en la naturaleza.
“Estos objetos no desaparecen, sino que se fragmentan en micropartículas que pueden ser ingeridas por la fauna marina y acabar en nuestros platos”, advierte el artista, añadiendo que “este proceso es invisible a simple vista”.
– “Desafíos colectivos” –
Las islas Miaodao se encuentran frente a la península de Corea, donde delegados de más de 170 países están trabajando esta semana para concluir un tratado sobre la reducción de la contaminación plástica.
Fu Junsheng encuentra regularmente encendedores y botellas de Corea del Sur.
“La protección de los ecosistemas marinos requiere cooperación internacional”, afirma, porque “no es una cuestión local, sino un problema global”.
En la Universidad de Qingdao, Fu Junsheng se interesó en las consecuencias ambientales de la rápida urbanización de China que comenzó a finales de los años 1980.
En 2023, las fábricas chinas produjeron 75 millones de toneladas de plástico, según cifras oficiales.
China no es considerada el mayor contaminador de plástico del mundo, pero aun así generó 63 millones de toneladas de residuos en 2022, según los medios estatales.
Alrededor del 90% fue reciclado, enterrado o incinerado -en proporciones similares- pero el 7% fue liberado directamente a la naturaleza.
Para Fu Junsheng, eliminar completamente el plástico no es realista, pero pide un uso “más controlado y más razonado”.
A nivel mundial, más del 90% de los plásticos utilizados no se reciclan. Cada año, 20 millones de toneladas terminan en la naturaleza, a menudo pocos minutos después de su uso.
“La gente suele abordar estos problemas a escala individual, pero las cuestiones medioambientales son desafíos colectivos para toda la humanidad”, insiste el artista.
– Productos diarios –
A lo largo de los años, Fu Junsheng ha coleccionado innumerables artículos: juguetes, globos, cepillos de dientes, botellas… Todos son productos cotidianos.
Su objetivo es mostrar hasta qué punto la contaminación marina está directamente relacionada con nuestros hábitos de consumo.
Entre sus obras publicadas online se encuentran un arcoíris hecho con fragmentos de plástico de colores, o un muñeco inflable desinflado, rodeado de guantes de goma multicolores.
Otra instalación muestra un estante lleno de residuos de botellas de cosméticos y productos de belleza.
“Se supone que estos productos nos harán más limpios y bellos”, señala Fu Junsheng.
“Y, sin embargo, a menudo terminan en el océano, donde contaminan el agua, destruyen los ecosistemas marinos y, en última instancia, desfiguran nuestro medio ambiente”.
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