La susceptibilidad está sorprendentemente ausente en los estudios de gestión. Sin embargo, es un rasgo de carácter que destaca y tiene consecuencias. Explicaciones.
“Hay personas que tienen susceptibilidad a las ostras. No puedes tocarlos sin que se contraigan”. Esta ocurrencia que le debemos al escritor Paul-Jean Toulet es cuanto menos divertida. Este rasgo de personalidad es inherente al ser humano. Afecta a todas las generaciones, a todas las profesiones y a todas las épocas. Así, Caravaggio, brillante pintor italiano del siglo XV -cuya obra completa* fue publicada por TASCHEN- era un hombre apasionado, apasionado… y extremadamente sensible, que lamentablemente dio demasiado crédito a la crítica.
¿Quién no tiene en su círculo cercano a un amigo o colega que destaca por su sensibilidad? Lo curioso de este rasgo de personalidad es que ser susceptible no impide tener sentido del humor, al contrario: una persona verdaderamente susceptible es capaz de reír y burlarse de todo lo que le molesta a su alrededor. En cambio, en cuanto llega a su personita, se contrae… y se cierra.
Un elefante en medio del espacio abierto.
Y…
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