¿Quién no ha soñado nunca, al visitar una casa antigua, con encontrarse con un tesoro escondido y dado por perdido? Una fantasía que ha inspirado a muchos artistas, pero que un hombre, responsable del inventario de un apartamento parisino el 17 de septiembre de 2024, vivió sin querer. Ese día descubrió por casualidad una obra de un gran maestro que se creía perdida durante más de un siglo. Un bronce de L’Âge maduro de Camille Claudel, obra expuesta y vendida en 1908 que se cree que fue fundida a principios del siglo XX.
Inesperado, el descubrimiento lo realizó Matthieu Semont, subastador de Orleans en la casa de subastas Phillocale. Luego fue acompañado por un notario para “hacer un inventario del patrimonio”, como hace “todos los días”, explicó a la AFP. Esto tuvo lugar “en un apartamento sumido en la oscuridad, cerrado durante unos quince años y con mucho polvo”. El subastador hizo entonces un hallazgo improbable: “Levanté el lienzo que cubría la escultura, e inmediatamente reconocí parte de la escultura, la que implora (una mujer joven de rodillas suplicando, nota del editor), por haber trabajado en esta obra 25 hace años que”. Se trata de una versión de L’Âge madure, obra decisiva en la historia de Camille Claudel ya que marca el final de su pasión con Auguste Rodin. “Un bronce como este, uno se hubiera imaginado que sus dueños lo hubieran puesto en un lugar donde fuera referenciado, expuesto, allí nos lo entregaron sin previo aviso”, continuó. (…)
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