Justin Sun, el empresario que adquirió por 6,2 millones de dólares (más de 5,8 millones de euros) la obra de Maurizio Cattelan, un plátano pegado a una pared, comió la fruta, ante la mirada de los periodistas, en Hong Kong este viernes 29 de noviembre.
“Es mucho mejor que otros plátanos”, dijo Justin Sun mientras mordía la fruta que adquirió por 6,2 millones de dólares la semana anterior en forma de obra de arte. “Es realmente bueno”, añadió.
La venta de esta obra de arte el pasado 21 de noviembre generó muchos comentarios y preguntas. Bautizado Cómicoesta obra del artista conceptual italiano Maurizio Cattelan, un simple plátano pegado a una pared, vio subir su precio durante las subastas en Nueva York organizadas por Sotheby’s, alcanzando los 6,2 millones de dólares.
El comprador, Justin Sun, fundador de la plataforma de criptomonedas Tron, al principio “incrédulo” en los primeros segundos después de ganar la subasta, luego se dio cuenta de que “esto podría convertirse en algo importante”, menciona el periódico The Guardian este viernes. Luego indicó que se iba a comer el plátano.
Un rollo de cinta adhesiva y un plátano.
Por ello, cumplió su promesa y organizó la cata este viernes en el hotel Peninsula de Hong Kong, en presencia de periodistas. Comparó este arte conceptual con los NFT, tokens no fungibles, estos certificados digitales de autenticidad (o título de propiedad digital) que se adjuntan a un archivo digital, que se revendían a un precio elevado hace unos años.
“La mayoría de sus objetos e ideas existen como propiedad intelectual y en Internet, en lugar de algo físico”, dijo.
Los espectadores que asistieron a la degustación se marcharon cada uno con un rollo de cinta gris, el mismo que sujetaba el plátano en la pared, y un plátano.
La obra del artista iconoclasta y provocador Maurizio Cattelan, que existe en tres copias, supuestamente cuestiona la noción de arte y su valor. Se ha hablado mucho de ella desde su primera exposición en 2019 en Miami, donde otro artista se la comió para denunciar su precio, en ese momento 120.000 dólares. Otra copia fue donada al Museo Guggenheim de Nueva York.