Ugo Didier, Marie Patouillet, Florian Jouanny… Del 28 de agosto al 8 de septiembre de 2024, numerosos deportistas con discapacidad brillaron en los Juegos Paralímpicos de París. Mientras muchos franceses celebraban cada medalla, otros empezaron a cuestionar la accesibilidad de las personas con movilidad reducida en el país, en particular en París, donde mucha gente se desplaza en metro. El sábado 7 de septiembre de 2024, en el plató del programa C l'hebdo, de France 5, Sandrine Kiberlain dio un puñetazo en la mesa. “Sobre todo, queremos que la atracción, el tipo de pasión que todos sentimos al verlos superarse, como las personas sin discapacidad se superan a sí mismas, con el cuerpo de cada uno, continúe después de los Juegos”, dijo. Aunque la hija de su hermana, la escritora Laurence Kiberlain, es discapacitada, la actriz añadió: “Estoy bien situada para saberlo, mi sobrina está muy preocupada, pero no lo digo solo por mi sobrina, lo digo para vivirlo a diario”. En su opinión, se deberían poner en marcha muchas cosas.
Un poco molesto, aquel a quien le habían recomendado hacerse una cirugía estética para conseguir un papel, se lamentaba: “Hay que poner ascensores en el metro, hay que poner escaleras mecánicas, hay que cambiar las cosas. Quiero que el cambio se produzca hoy y que las cosas cambien, no sólo durante los Juegos”. […]. Que se haga todo por ellos en ese momento es fantástico, pero que se haga todo por ellos como por los demás después, eso sería (…)
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