La FIA quería pilotos que cuidaran su lenguaje. Terminó teniendo pilotos a quienes se les soltó la lengua para criticarla. En las últimas semanas, el organismo ha impuesto multas y sanciones a varios de ellos por utilizar malas palabras en conferencias de prensa, en particular un insulto en inglés que comienza con F. Max Verstappen, en Singapur, y Charles Leclerc, en México, pagaron el precio.
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