La imagen del tenis no lo necesitaba. Mientras el destino del número 1 del mundo, Jannik Sinner, depende de la decisión del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), este jueves se hizo público otro caso importante mediante un comunicado de prensa de la ITIA (la Agencia Internacional para la integridad del tenis). La número 2 del mundo (y número 1 en ese momento) y cuatro veces campeona de Roland-Garros, Iga Swiatek, dio positivo por una sustancia prohibida, trimetazidina (TMZ), durante una prueba fuera de competición el pasado mes de agosto. El interesado aceptó una sanción indulgente (sólo un mes de suspensión) porque la ITIA validó la teoría de la contaminación.
Para combatir los problemas de sueño relacionados con el desfase horario, Swiatek ingirió melatonina producida y vendida sin receta en Polonia, que supuestamente estaba contaminada. En su comunicado de prensa, la ITIA explica que tras análisis realizados por dos laboratorios acreditados de la Agencia Mundial Antidopaje, una investigación y entrevistas con la jugadora y su entorno, la violación de la norma antidopaje se consideró involuntaria. Se consideró que el nivel de responsabilidad del jugador era el más bajo posible, es decir, que no se había producido “falta grave o negligencia grave”.
Swiatek podrá jugar desde el inicio de la temporada 2025
Estas circunstancias atenuantes explican la brevísima duración –un mes– de la suspensión presentada el 27 de noviembre a Swiatek, quien la aceptó. Sin embargo, el polaco ya había sido suspendido provisionalmente del 22 de septiembre al 4 de octubre, perdiéndose tres torneos al mismo tiempo. Por tanto, sólo le quedan 8 días de servicio hasta el 4 de diciembre, lo que no afectará al calendario de la campeona ya que la temporada 2024 ha finalizado y la próxima se lanzará a finales de diciembre-principios de enero.
Además, Swiatek renunció al “premio en metálico” ganado en Cincinnati, el torneo que siguió directamente a su prueba positiva el 12 de agosto. “Una vez que se estableció el origen de la trimetazidina, quedó claro que se trataba de un caso muy inusual de un producto contaminado que corresponde a un medicamento regulado en Polonia. Sin embargo, el producto no tiene la misma denominación en todo el mundo y el hecho de que esté regulado en un país no es suficiente para eliminar el concepto de culpa. Teniendo en cuenta la naturaleza del tratamiento y todas las circunstancias, esto corresponde al nivel más bajo de la escala de responsabilidad.“, confirmó finalmente la presidenta de la ITIA, Karen Moorhouse.